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15/07/2022

El gran viaje del café

El gran viaje del café

El mundo del café es uno lleno de curiosidades y plagado de historias, que van componiendo un enorme mural en el que se marca la cultura del café.

Y esta cultura se engloba desde hechos tan comunes como el ir a una cafetería a tomar un café, hasta hacértelo en casa , pasando incluso por cómo se cultiva . Pero hay un hecho muy curioso con el café, y es que si le preguntas a alguien de dónde viene esta bebida, muchos te dirán que de países como Colombia, Brasil o Jamaica.

Aunque como vimos en otros artículos, el café proviene de Etiopía, es un pensamiento bastante común el creer que el café es, al igual que el cacao, autóctono de estos países del sur de América.

En cierto modo es comprensible, pues ha existido una gran publicidad para promocionar estos cafés, además de que, a día de hoy, son algunos de los principales exportadores de café del mundo, y no solo eso, sino que, además, poseen algunos de los mejores cafés de especialidad del globo.

Y si bien es verdad que en estos países se dan unas condiciones óptimas para el cultivo del cafeto, la planta de café, la principal cuestión es cómo y cuándo llegar esta semilla allí, si como vimos anteriormente, el café tenía unas políticas de exportación realmente. duras para mantener la exclusividad y comercio de este producto en Yemen.

Así que, vamos a ver cómo se consiguió sacar esta planta de Etiopía y cómo cruzó el océano para que, en la actualidad, muchos crean que el café proviene de Sudamérica.

El café se embarca en una gran travesía

Aunque hay discusión en este tema, algunas fuentes creen que el café llegó al continente americano en 1668, mientras que otros historiadores creen que fue más tarde, en 1689.

Tras consultar diversas fuentes, la verdad es que no queda clara, por eso vamos a ver todos los datos que tenemos para que puedas crear tu propia opinión sobre el tema.

Para empezar, podemos saber con certeza que existe una primera referencia sobre el consumo de café en América del norte, en el año 1668, y se sabe que poco después de esta fecha, comenzaron a abrirse locales que se dedicaban a la preparación y venta de café en las principales urbes de la época, como Boston, Filadelfia o Nueva York. Sin embargo, muchos expertos afirman que la primera cafetería como solemos entenderla a día de hoy, abierta en Norteamérica, fecha de 1689, en la ciudad de Boston.

Otro dato que se conoce, es el conocido como el motín del té de Boston , conocido también como la Boston Tea Party , que se conoce que sucedió en 1773, y fue planeada en una cafetería llamada Green Dragon.

¿Y qué es esta Tea Party? Pues estando considerado como uno de los precedentes de la Guerra de la independencia americana, los colonos americanos, en acto de protesta contra Gran Bretaña debido a los altos impuestos que la corona del Rey Jorge III les imponía, decidió asaltar varios buques ingleses, que portaban té.

En tan solo unas 3 horas, los colonos disfrazados de nativos americanos, asaltaron estos barcos, subieron 45 toneladas de té a la cubierta de los barcos y las tiraron por la borda, en un ataque organizado que se estimó en un costo de 10.000 libras. Increíblemente, se conoce que no hubo ningún otro daño ni objeto robado a excepción de un candado.

Otro hecho a destacar con las cafeterías en América del norte es que la famosa bolsa de Nueva York, conocida también como Wall Street, comenzó siendo una cafetería.

Está claro que el café fue aceptado rápidamente en Norteamérica , y ya a mediados del siglo XVIII se consagró la costumbre tan conocida de desayunarlo mezclado con leche, costumbre que aún a día de hoy se mantiene, y no solo eso, sino que es una de las preparaciones de café más vendidas.

Lo que sí que hay que puntualizar es que, hasta este momento, todo el café consumido en América del norte era importado desde Europa, con lo que aún nos falta descubrir cómo se llegó a plantar estas semillas en las tierras del oeste.

El cultivo de café en América

Por lo que se sabe, los americanos comenzaron a cultivar los granos de café alrededor de la segunda década del siglo XVIII, y trae consigo una historia que probablemente tendrá gran parte de leyenda, y algo de verdad, pero no por ello menos interesante.

Esta historia nos narra la aventura que vivió un oficial de la marina francesa llamado Gabriel Mathieu de Clieu , que estando en la isla caribeña de Martinica, obtuvo un permiso para volver a París.

Sabiendo de su carisma y belleza, nuestro oficial tenía bien claro que era un galán, y no dudó en hacer uso de estas habilidades para, con algo de ayuda, conseguir comprar una planta de café, que se llevaría de vuelta a Martinica.

Gabriel era consciente de la debilidad de esta planta, pues esperaba un largo viaje, con un tiempo inclemente y cambios de temperatura, por lo que, para evitar que el agua salada y las altas temperaturas pudiesen deteriorarla, la guardó en una caja de cristal que llevaría consigo en cubierta.

Por lo que de Clieu escribió en su diario, sabemos que su viaje fue un poco accidentado, y le pasó casi de todo. Según dice, la embarcación fue perseguida por piratas tunecinos, una terrible tormenta casi los hunde, y para evitar que la planta corriese peligro, tuvieron que atarla al casco del navío. Por si los problemas externos no fueron suficientes, un miembro de la tripulación, llevado por la envidia y el buen trato que la planta de café recibiendo, intentó destruirla, pero, tras una asombrosa pelea de marineros, nadie salió demasiado mal parado, a excepción de una de las ramas del cafeto, que, por suerte, consiguió salir a delante.

Pero las aventuras estaban lejos de terminar… durante la travesía, el viento dejo de soplar, dejando el barco a merced de la corriente, parado en medio del océano, alargando más de la cuenta el viaje. Y esto implicaba que las provisiones tenían que ser racionadas, especialmente el agua potable.

Según cuenta Gabriel en su diario, decidió, de manera altruista , y en estos momentos de escasez y necesidad, ceder la ración de agua que pertenecía a la planta de café y repartirla entre la tripulación.

Aun con todo esto, tanto la tripulación como la planta, llegaron a buen puerto, y pudieron plantar el café en la isla de Martinica, en Preebar. El cafeto fue protegido y atendido de la manera más exquisita por esclavos, y rodearon la zona con setos espinosos para resguardarla todavía más. Y tras toda esta aventura, en 1726 obtuve la primera cosecha de café, que no sería la última.

De hecho, la plantación creció rápido, y en tan solo 50 años, en la isla se registraban alrededor de 19 millones de plantas de café, generando una nueva opción de comercio en todo el Caribe y América en general, pues pronto comenzarían a exportar café. .

Pero esta historia tiene otra versión, un poco más oscura y no tan heroica…

El otro viaje del café

En esta otra versión de los hechos, nuestro conocido galán y oficial, Gabriel Mathieu de Clieu, decidió, mientras se encontraba de permiso en París, tomar prestada una ramita o esqueje de un café que le habían regalado a Luis XVI, rey de Francia en aquel entonces.

Como aún tenía cierto tiempo hasta que su permiso terminara, decidió ocultar y cuidar el esqueje en los invernaderos de palacio, hasta que finalmente, su barco pudo partir a Martinica, y con él, la pequeña planta de café que se había adjudicado.

En lo que al viaje se refiere, podemos creer o no lo que pasó en la otra historia, pero, a decir verdad, me cuesta creer que cediese el agua por altruismo y no por miedo a un motín de su tripulación.

Sea como fuere, consiguió llegar a Martinica, donde al parecer, pudo dividir el esqueje y lo planto en Santo Domingo y en Guadalupe, así como en las laderas del monte Pelée… ¿Seguro que no se llevó la planta entera?

De todas formas, esta no fue la única manera en la que el café llegó al Nuevo Mundo, tanto los holandeses como los ingleses también intentaron cultivar el café en estas tierras.

El café desde las colonias holandesas

Ya vimos que fueron los holandeses quienes pudieron empezar a suministrar café a Europa desde sus dominios en la India, así que decidieron que también lo cultivarían en sus colonias de las américas, teniendo plantaciones en la Guayana Neerlandesa, que un día de hoy se conoce como Surinam, y tras estos cultivos, también comenzaron plantaciones en la Guayana Francesa.

Y pese a las altas medidas de seguridad que estos cultivos tenían, en 1727 el café llegó a Brasil, siendo robado desde las plantaciones de la Guayana Francesa. Además, todos estos cultivos sufrieron un bajón de producción en 1888, pues estas plantaciones de café dependían completamente de los esclavos, y fue en ese año cuando se abolió esta práctica en Brasil.

El café inglés

Por otro lado, los británicos llevaron el café a su colonia en Jamaica , en el 1730. Y la jugada salió bien, pues a día de hoy, podemos disfrutar de uno de los mejores y más caros cafés del mundo, el llamado Jamaica Blue Mountain. .

Sin embargo, no todas sus colonias tuvieron el mismo éxito, y hasta la guerra de la independencia, en la cual el café les permitía aguantar despiertos y con energía durante las guardias, no le daban el crédito que se merecía, comparándolo con un sustituto del alcohol que no necesitaban.

Pero el mayor aumento del consumo de café fue una vez finalizó la mencionada guerra, en 1812, pues al no poder importar té desde Gran Bretaña, el café era la única opción de la que disponían.

Y la suma de todos estos factores favoreció a que el café se convirtiese en un producto aceptado y querido por los colonos, hasta tal punto que acabó convertido en producto de primera necesidad.

El café por América del Sur

En muchos de estos países, el café llegó de manos de los misioneros capuchinos, que portaban las semillas con ellos. Llegaron a Venezuela desde Brasil en 1784, dejando allí los primeros granos de café, y desde las Antillas francesas, viajaron hasta Colombia .

El cultivo de café en Colombia comenzó en pequeñas plantaciones, en 1785, y no fue hasta muchos años después de que las grandes plantaciones empezaron a funcionar.

Los primeros registros de grandes plantaciones de café datan de 1808, en Santander. Se conoce que Ignacio Ordoñez de Lara, consiguió una plantación de 7000 cafetos en 1813, y aunque parece mucho, la que se considera la gran explotación de café aparece registrada en Antioquía, cuando en 1867, Mariano Ospina comienza su plantación.

Y ya a finales del siglo XIX, el café era la base de la economía de varias regiones de Colombia, como La Cabaña o el Águila, impulsado por Eduardo Walker y Antonio Pinzón.

Y de esta manera, comenzó el imperio del café colombiano, que junto al resto de países de américa del sur, tenían la única motivación de satisfacer la demanda del viejo continente, en el cual la demanda era mayor a la oferta, y para no tener que recurrir a sustitutos, como la achicoria, comenzaron estas aventuras en el Nuevo Mundo.

Pero Europa no es la única que consume café…

La demanda de café estadounidense

Quizás sus plantaciones de café no llegan para ser los que más exportan, pero los estadounidenses se han convertido en los mayores consumidores de café a nivel mundial, hasta tal punto que incluso tienen la que se ha consolidado como la ciudad del café, Seattle .

Esta ciudad es conocida por su clima frío y húmedo, con muchas lluvias y tormentas, condiciones óptimas para que preparar un café caliente y quedarse en casa a disfrutarlo sea la mejor opción, y no fue mucho después de 1970 que esta costumbre cogió fuerza.

El café tiene tanta historia como la humanidad, y ha estado presente en muchos de los eventos más importantes, hasta tal punto que, sigue sin aburrirnos a día de hoy.

Esta historia termina aquí, pero todavía hay mucho más que contar sobre esta bebida tan deliciosa, y si quieres disfrutar del mejor café , ya sabes dónde encontrarlo.

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